Manuel Riveiro, "Mañana te Cuento"

Como una vez dijo el gran Daniel F. (vocalista de Leuzemia), “esta no es una canción autobiográfica, pero podría serlo”; bueno yo la cambiaria un poco a “Esta quizás sea una canción autobiográfica, pero merezco el beneficio de la duda”.

Uno nunca termina de pensar en lo que fue o en lo que pudo ser, repasa en su cabeza imágenes que fueron y juega a cambiarlas, experimentando con posibles realidades; si hubiera hecho aquello que no hizo en ese momento, solo ese momento lo cambiara todo; si no hubiera dicho eso que tanto le costo decir, pero que paradójicamente nunca quiso, ¿Dónde estarías? o mejor aún ¿Dónde estarían?

Después de una vida desordenada, en donde se juega a ser el mejor, en donde los sentimientos no importan y en el que la palabra amor no es más que un significado irrelevante; una vida entre caricias y te quieros sin nombres propios, caricias y te quieros que un día podían ser de Paula y otro día de Almudena; una vida en que el cariño va y viene, lo vez entrar, quedarse y luego perderse entre palabras trilladas que solo se dicen cuando se obtiene lo que se quiere o se tiene miedo a perder lo que no vale pero que erróneamente se valora.

Pero fue demasiado tarde, el nunca quiso involucrarse, pensó que otra vez podía terminar lo que comenzó, cerrar el libro y empezar otra historia, creyó que podía seguir siendo el que dice la ultima palabra y el dueño orgulloso de una vida sin arrepentimientos, creyó que otras manos borrarían sus recuerdos y así podría salir intacto, creyó tantas cosas que poco a poco se fueron cayendo y haciéndose tontas, pero ahora ¿Ahora que queda?




A él no le queda nada más que su sufrimiento y a ella solo un corazón roto, o quizás el corazón roto es de él, y ¿ella?; ella nada.., quizás solo olvida, se recupera y continua, quizás olvido su voz plasmada en canciones cursis y su amor en papeles de media hoja, quizás olvido las peleas tontas que tanta gracia le daban en las que más que peleas era una batalla por arrancar una sonrisa, quizás olvido sus conversaciones sin sentido en las que más que importarle lo que hablasen le gustaba ver su rostro dibujado en la noche. Quizás termino por olvidarlo.

Él ya no quiere ser más ese chico cruel, se canso de ser el asesino de las ilusiones, se canso de los amores de fantasía, se canso de contar los vaivenes de un juego de placer en el que los sentimientos son ignorados, se canso de tomar, de usar y de olvidar, se canso de lastimar y no sentir la pegaba de un adiós, se canso de decir tras una lagrima las típicas frases de perdón. Él ahora quiere algo autentico, quiere que la fantasía sea por fin una realidad, quiere tenerla una vez más, sentir su aliento descansando en su pecho tras un abrazo, quiere mirar esos ojos tristes pero bellos al fin en los que podía sentirse vulnerable pero extrañamente feliz, quiere oírla mencionar su nombre tras una mirada y matar el tiempo entre sonrisas, quiere contarle sus tristezas y felicidades y aprender a vivirlas junto a ella, la quiere a ella y ya es demasiado tarde.

Con eso aprendió que el amor no es solo un juego excitante en el que podía tomar y usar un corazón, aprendió que los sentimientos no se resumen en frases usadas y mentiras ensayadas, aprendió que el amor pueda que venga solo una vez y solo esa vez no lo debe dejar pasar porque pueda que ya no vuelva más, aprendió a valorar el tiempo que pasa tras un primer beso y a disfrutar del misterio que guarda una mirada, aprendió que lo mas hermoso y sublime pueda que demore, pero siempre llega.

¿Y ya es demasiado tarde?

Espero que no les haya parecido demasiado cursi, supongo que es solo una situación en que independientemente a quien le haya sucedido (hombre o mujer; a tí o a mí) muchas veces nos vemos envueltos.